Quito, 23 ago (La Calle). – Aplicaciones como Glovo, Uber Eats y Rappi han ganado terreno de popularidad en Ecuador. Pero su popularidad termina cuando se entrega el producto. Detrás de un aparente servicio de calidad, se encuentra una explotación disfrazada de emprendimiento, trabajo autónomo, y de frases como la de “sea su propio jefe».
En nuestro país, ser repartidor depende de una relación triangular, entre la empresa dueña del producto, el repartidor y el cliente, este último con el poder de calificar la calidad del servicio.
Estas plataformas disfrazan la explotación, con el concepto de emprendimiento, en la que el trabajador que realiza las entregas es independiente, dueño de su propio tiempo, y sin jefe.
Pero en la práctica, esto no aplica. Lo que hacen es desvincular cualquier tipo de relación laboral con el repartidor, es decir, no hay afuliacion al seguro social, no existe un sueldo fijo, ni un horario de trabajo. Por lo que, en varios casos, la remuneración económica depende de las horas y los días trabajados.
El Observatorio de Plataformas, en coordinación con Glovers Ecuador, una organización de los repartidores de aplicaciones y la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung Ecuador FES – ILDIS, realizaron una investigación en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, Machala, donde se evidenció que el 76% de repartidores tiene como única opción este trabajo y, por lo tanto, se movilizan los siete días a la semana durante 10 horas, sin pausas para comer.
Finalmente, el salario de un repartidor depende de la calificación del cliente, los kilómetros recorridos, de los cuales ganan 0,25 cvts de dólar, mientras la aplicación cobra 0,80 ctvs. Una nueva forma de explotación del siglo XXI.
Una situación que no solo comienza a afectar a jóvenes “emprendedores”, sino también, a quienes se quedaron sin empleo y que no tienen otra opción que acudir a estas plataformas diseñadas para “progresar”.