El espíritu del Aya Uma danza en las montañas: la leyenda que desafía el tiempo en el Inti Raymi

Quito, 17 de mayo (La Calle).- En las noches sagradas del Inti Raymi, cuando la luna ilumina los campos y las montañas retumban con cantos ancestrales, emerge una figura que desafía el tiempo y la lógica: el Aya Uma. Este espíritu danzante de dos rostros que protege, guía y recuerda que el alma de los pueblos no puede ser silenciado.


El origen: una visita desde el más allá

Cuenta la leyenda que, en una noche de festividad, un hombre viudo y solitario, tras ofrecer comida y chicha a los danzantes que visitaron su hogar, se disponía a descansar. Sin embargo, fue despertado por un estruendo de música y zapateos en su patio.

Al asomarse, observó seres de forma humana con dos caras en la misma cabeza, grandes orejas y narices, cabellos desordenados y pies con talones hacia adelante. Estos seres, conocidos como los AYA, danzaban con una energía descomunal. Tras unos instantes, desaparecieron en el maizal, dejando al hombre impresionado por la experiencia.

El Aya Uma: símbolo de dualidad y resistencia

El Aya Uma, también conocido como Diablo Huma, es una figura central en las festividades del Inti Raymi, especialmente en regiones como Cayambe, Tabacundo e Imbabura.

Su máscara de dos caras representa la dualidad del mundo. Es el pasado y el futuro, el día y la noche, el bien y el mal. Esta figura no es un demonio, como se intentó imponer durante la colonización, sino un protector. Es un líder espiritual que guía a la comunidad durante las celebraciones.

Durante el Inti Raymi, el Aya Uma lidera las danzas, realizando movimientos circulares y zapateos enérgicos que simbolizan la conexión con la tierra y el cosmos. Su vestimenta incluye una máscara multicolor tejida a mano, un zamarro elaborado con pieles de animales y otros elementos que representan la sabiduría y la conexión con la naturaleza.

Legado y presencia en la actualidad

Hoy en día, el Aya Uma sigue siendo una figura venerada en las comunidades andinas. Su presencia en las festividades no solo es un recordatorio de las tradiciones ancestrales, sino también una manifestación de resistencia cultural y espiritual frente a las adversidades.
El respeto y la admiración hacia el Aya Uma perduran, y su danza continúa siendo un símbolo de fortaleza, identidad y conexión con la Pachamama.

Así, en cada Inti Raymi, cuando los tambores resuenan y las flautas entonan melodías ancestrales, el espíritu del Aya Uma danza entre nosotros, recordándonos la importancia de nuestras raíces y la fuerza de nuestras tradiciones.

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