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Desordenado y confuso panorama electoral 2025

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Por: Jackie Herrera

Queda menos de una semana para conocer oficialmente a los binomios inscritos para los comicios de febrero de 2025, pero ya tenemos una extensa papeleta que, al igual que en 2021, fragmentará el voto entre 17 opciones de diferentes y nuevas organizaciones políticas del país.

Con apenas 18 millones de habitantes, actualmente existen en Ecuador más de 300 tiendas políticas, evidenciando la fragilidad institucional de la Función Electoral y una pugna por el poder que va en aumento. Este pluralismo permitido en nuestra Constitución y el fallido intento de unidad son la clara muestra de querer ocupar el sillón en Carondelet para beneficiar intereses partidistas y empresariales, en lugar de lograr consensos que permitan solucionar las varias crisis que la ciudadanía soporta desde hace varios años.

Esta proliferación de sellos políticos no permite que el votante tenga claridad sobre los liderazgos en los partidos ni en sus candidatos, mucho menos sobre sus propuestas políticas. Se habló de una unidad entre las izquierdas y también entre las derechas para instaurar una tendencia definitiva que retome el rumbo del país, pero el antagonismo político ha decaído poco a poco en el clivaje del correísmo-anticorreísmo que ha sido una carta política eficaz en los procesos electorales desde el 2017. Esto cierra la posibilidad de tener opciones electorales tácitas y un proceso realmente democrático.

Pero eso no es todo. Estas elecciones son quizá las más importantes para el país, pero las confrontaciones entre actores políticos anticipan un panorama electoral de nuevas rencillas y viejas polarizaciones que vuelven a banalizar la política nacional.

Por ejemplo, el candidato Pedro Granja busca desmarcarse de la fuerza política del correísmo a través de una pelea frontal con el expresidente y líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, quien ni siquiera es candidato.

Los voceros del PSC, en cuanto tiene oportunidad, desprestigian a su adversario político sobre sus errores, como el desacierto cometido por Noboa en contra de Verónica Abad. Y Henry Cucalón, que abiertamente ha venido marcando una agenda anti-socialista y claramente neoliberal valiéndose, incluso, de la situación política en Venezuela.

Es que el problema no es tener opciones, si las tuviéramos. El problema es que esas “opciones” nos están demostrando que son de la pugna por el poder, de revanchismos y agendas políticas individuales.

Considerando, además, el gasto público que va a significar el financiamiento de 17 campañas que, como van las cosas, van a centrarse en la confrontación partidista e ideológica. Algo que, definitivamente, no necesita un país en crisis y no espera ni merece un electorado que ha perdido la confianza en la política, en sus gobernantes, en el funcionamiento del Estado y en lo público.

Ver la entrevista completa en La Cita con Jackie