Quito, 30 sep (La Calle). – Teleamazonas fue el motor que articuló el intento de golpe de Estado registrado el 30 de septiembre de 2010. Así lo demuestra un análisis pormenorizado acerca del manejo de la información que hizo ese medio privado aquel día.
Desde las 8:30 de la mañana, cuando iniciaba la protesta policial, Teleamazonas era el único medio que estaba presente con una microonda. Estaba en vivo y en directo, desde las instalaciones del Regimiento Quito. La instalación de una microondas demora, al menos, una hora, según lo confirmó un equipo técnico consultado por Andes. Es decir que este medio se tomó todo el tiempo para preparar la cobertura del golpe.
Adicionalmente, llama la atención que el canal televisivo haya tenido la facilidad de montar la microondas dentro las instalaciones policiales. Esto porque era un momento en que los ánimos policiales estaban calientes.
Las FF.AA. no cayeron en la trampa
Las FF.AA. han jugado un papel fundamental en los gobiernos, ya sea para respaldar su gestión o para permitir un golpe de Estado y apropiarse ellos mismos del poder o dar el paso a otro actor.
Este rol estaba en la mente de Teleamazonas durante toda su cobertura. Trasmitieron información confusa y contradictoria acerca de su apoyo a las demandas policiales.
El periodista de Teleamazonas Freddy Paredes anunciaba en vivo que recibió una llamada de un militar que le pidió que “comunique” que las Fuerzas Armadas (FF.AA.) también se unen a la protesta policial.
Pese a que las FF.AA. hicieron un pronunciamiento público en el que rechazaban el intento de golpe. El guión de Teleamazonas estaba preparado de antemano. El periodista fungía como vocero de lo que él llamó “un gran número del personal de las Fuerzas Armadas”.
“He recibido la llamada de un oficial de las fuerzas armadas acantonado aquí en Pichincha y nos ha informado -y estoy en capacidad de trasladar- que también miembros de las FF.AA. están organizándose para apoyar a la Policía, puesto que esta medida adoptada en la Asamblea (Nacional), les afecta también a ellos”.
Este anuncio que hace el comunicador social abre varias inquietudes: ¿en realidad Paredes quería comunicar a la ciudadanía lo que estaba pasando, o era un mensaje para que los militares se movilicen en apoyo a los gendarmes?
¿Por qué el periodista recibe una llamada personal de un anónimo oficial de las Fuerzas Armadas?, ¿por qué amplifica su anuncio de un supuesto apoyo sin antes confirmar si esto es verdad?, ¿en realidad recibió la llamada?, ¿por qué se convirtió en vocero del golpismo?
“Este oficial ha pedido que comuniquemos esta decisión de un gran número de personal de FF.AA., especialmente del Ejército, que se sumarán a esta protesta de la Policía”, continuaba el comunicador social.
Sin embargo, a la protesta no se sumó ese gran número de personal de las FF.AA., al que se hace referencia. Tampoco se trató de personal del Ejército, sino de alrededor de 160 efectivos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).
Ellos se tomaron la base aérea en Quito y otro reducido grupo de militares que protestó en el Ministerio de Defensa. Las FF.AA ecuatorianas tienen alrededor de 80.000 hombres. ¿Cuántas llamadas recibió Paredes para asumir lo que asumió?
Entonces, Paredes recibió una información falsa y la comunicó sin reparar en las consecuencias que podía ocasionar
¿O conocía perfectamente lo que hacía y lo que quería lograr? La Agencia Andes intentó conocer la versión del periodista de Teleamazonas y aclarar estas dudas, sin embargo se negó a conceder una entrevista.
En la cobertura del hecho, los otros medios nunca se refieren a la adhesión de las FF.AA. a las protestas de los policías, sino tan solo de un grupo en Quito. Incluso van a los cuarteles militares y desde los exteriores se muestra calma. Además, desde la mañana hacen referencia al apoyo de la cúpula militar al gobierno, algo que Teleamazonas decidió obviar.
La presentadora Karla Sacoto difunde, sin ningún reparo, que según “información no confirmada y extraoficial” elementos de las Fuerzas Armadas están en el ala de combate número 22 en la ciudad de Guayaquil, donde se estarían organizando para protestar. Al igual que Freddy Paredes, la periodista vuelve a difundir, sin confirmar, las supuestas intenciones de las FF.AA. de unirse a las protestas.
“Hablar siempre de fuentes no confirmadas, información extraoficial, es antiético. Lo que no está afirmado, contrastado y verificado no es posible colocarlo en una información que se diga y pretenda ser periodística. El periodismo no trabaja así”, aseguró la investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Ecuador) Isabel Ramos, al analizar la transmisión.
El miembro de la comisión que investiga los hechos del 30-S, Carlos Vaca, tras varios meses de investigaciones, concluye que la desestabilización se estaba orquestando varios meses antes, con la difusión de pasquines dentro de las Fuerzas Armadas y de la Policía.
“La prensa, en genérico, tuvo antes del 30 de septiembre también una posición desestabilizadora (…) dio tribuna a ciertas conductas o a ciertos llamados hacia la desestabilización”, dijo Vaca.
“Tanto Fuerzas Armadas como Policía Nacional se enteran del inicio del conflicto por la transmisión en vivo que realiza Teleamazonas (…) La microonda que se pone para sacar en vivo y en directo para sacar esa información es una microonda que ingresa al cuartel policial antes de las 7:30 (…) Ahí hay una cuestión que va mucho más allá de una simple coincidencia o de una simple cobertura periodística”, dijo.
Moldeando el escenario
Tal como confirma la comisión que investiga el 30-S, la sublevación estaba orquestada mucho antes de ese día. Milton Pérez, productor ejecutivo de ese mismo medio, envió un tuit –el 29 de septiembre, un día antes de la sublevación- a una periodista de un medio colombiano alertándola sobre estos sucesos. “Pon toda la atención en lo que pueda pasar en Ecuador, serán días claves y pueden ser muy intensos”, escribía.
La Agencia Andes buscó la versión del periodista, quien ha dicho que ese tuit se refería a la muerte cruzada, pero no obtuvo respuesta de su parte.
El día del intento de golpe de Estado, los periodistas de Teleamazonas afirmaban que la protesta policial se generaba a escala nacional cuando, según sus propias coberturas in situ.
Sin embargo, solo registraron medidas de hecho en los comandos provinciales de Azuay, Loja, Carchi, Guayas, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas. Es decir, solo en siete de las 24 provincias ecuatorianas; en siete de los 221 cantones que tiene el país.
Karla Sacoto manifestó: “Como hemos informado esta protesta es en todo el país”. El corresponsal de la ciudad de Tulcán (Carchi), Jairo Jácome, aseguró que en la provincia, la Policía “apoya esta medida que se lleva a cabo a nivel nacional” y tan solo el presentador Milton Pérez asevera que “hay varias provincias que se han unido a esta protesta”.
La investigadora de la FLACSO concluye que la prensa privada es una prensa comercial, que funciona con la lógica de la maximización del beneficio económico. “La información convertida en mercancía es información espectacularizada, impactante y lleva a que se cometan estas cuestiones que se han evidenciado. La irresponsabilidad en la contrastación informativa”.
Las voces que Teleamazonas dejó fuera
La cobertura de los otros medios mostró las diferentes voces de los actores que vivieron la sublevación policial. Es decir, los ciudadanos afectados que pedían seguridad en las calles, que les recriminaban a los gendarmes por dejarles desatendidos. También entrevistaban a los policías que buscaban apaciguar los ánimos y pedían que los gendarmes regresen a los cuarteles. Por otro lado, Teleamazonas daba únicamente voz a los agitadores, a quienes llamaban a la sublevación a todo pulmón.
Mientras que los otros medios reportaban concentraciones de ciudadanos que respaldaban al régimen en la Plaza de la Independencia, al pie del Palacio de Gobierno, Teleamazonas tenía sus cámaras en puntos estratégicos, en los comandos provinciales donde se daban los desmanes policiales, puntos a los que ni los otros medios televisivos llegaron.
“Los medios no son neutrales, inocentes, objetivos. Tienen un proyecto político comunicacional que por su cercanía con el poder económico construyen determinadamente. (…) El esfuerzo que pusieron los medios de comunicación privada, los grandes medios, en evitar hablar de golpe de estado me parece un síntoma muy importante, los medios actuando como actores políticos tratando de negar lo que a todas luces era evidente”, concluyó Ramos. (SAM).