Quito, 24 ago (La Calle).- Un día como hoy, pero de 1899 nacía en la Argentina uno de los escritores más importantes de la literatura universal, Jorge Luis Borges.
El autor de El Aleph o Ficciones era también un entusiasta lector y amante de las vanguardias, de joven exploró el ultraísmo. También era un eterno estudioso de la literatura inglesa. Solo tenía 9 años cuando tradujo El príncipe feliz» de Oscar Wilde.
A continuación 10 frases de este gran escritor y excelente lector.
1.- «Dos personas me han hecho la misma pregunta: ¿para qué sirve la poesía? Y yo les he dicho: bueno, ¿para qué sirve la muerte? ¿para qué sirve el sabor del café? ¿para qué sirve el universo? ¿para qué sirvo yo? ¿para qué servimos? Qué cosa más rara que se pregunte eso, ¿no?».
2.- «Me gustaría ser otro escritor que no fuera Jorge Luis Borges. A mí no me gusta lo que escribo; si yo fuera más prudente, leería más y no cometería la imprudencia de escribir».
3.- «De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación.»
4. – «He pensado alguna vez que, quizás una persona que esté enamorada vea a la otra como Dios la ve, es decir, la ve del mejor modo posible. Uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única.»
5. – «Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.»
6.- «La amistad no necesita frecuencia, el amor sí, pero la amistad no».
7.- «No creo que las ideas sean importantes. Un escritor debería ser juzgado por el placer que da. Y por las emociones que provoca».
8.- “Si de algo soy rico es de perplejidades, y no de certezas”.
9.- «Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuese admirable«.-El Aleph.
10. – «Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.»